
Existen varias versiones de la leyenda de Sedna.
En una de ellas Sedna es una gigante, hija de Anguta (en algunos mitos Anguta es el ser supremo y dios creador, mientras que en otros es un hombre viudo), con un hambre insaciable que le hace atacar a su padre. Enfadado, Anguta la lleva mar adentro y la tira por la borda de su kayak. Cuando Sedna se aferra al borde de la embarcación, su padre le corta los dedos y ella se hunde en el inframundo, convirtiéndose después en la gobernante de los monstruos de las profundidades. Sus enormes dedos se transformaron en las primeras focas, morsas y ballenas que cazaron los Inuit.
En otra versión, a Sedna no le gusta ningún hombre de los que su padre la propone como posible marido, así que se casa con un perro. A su padre le molesta tanto esto que la tira al mar, y cuando Sedna intenta subir al kayak, él le corta los dedos. Sus dedos se convierten en las primeras focas y ella llega a ser la poderosa Diosa del mar. Cuando se enfada con los hombres, retiene a los animales en las profundidades del mar para que los hombres pasen hambre. Su enfado se debe a que cuando las personas obran mal, estas malas obras se pegan a su cabello en forma de grasa y suciedad. Entonces el pueblo tiene que enviar al chamán para interceder, lavando el cabello de Sedna y peinándolo (cosa que ella es incapaz de hacer sin dedos), después ella libera a los animales marinos para que los hombres puedan cazarlos.
Otras versiones del mito definen a Sedna como una bella virgen que rechaza las proposiciones de matrimonio de los cazadores de su pueblo. Cuando un cazador extranjero aparece, el padre de Sedna accede a cambiársela al desconocido por una buena cantidad de pescado. Duerme a Sedna con una poción y se la entrega al cazador, el cual la lleva hasta un enorme nido en un acantilado, mostrando posteriormente a Sedna su verdadera apariencia de pájaro gigante. Cuando su padre intenta rescatarla, su marido se enfada, causando una gran tormenta. En su desesperación, el padre de Sedna la arroja al mar desde el acantilado. Cuando va a buscarla en su kayak, Sedna intenta subir, pero como sus dedos están congelados se caen debido al esfuerzo y se convierten en criaturas marinas. Ella se hunde hasta el fondo del mar y le crece cola de pez.
En otra versión, Sedna es secuestrada por un pájaro gigante. Entonces su padre parte en kayak para rescatarla de la isla de hielo en la que el pájaro la mantiene prisionera. El pájaro gigante, airado por su desaparición, pide ayuda a un espíritu del mar. El espíritu del mar localiza el kayak con los dos humanos a bordo y crea olas a su alrededor con la intención de matarles. Su padre tira a Sedna por la borda con la esperanza de que esto calme al espíritu del mar. Sedna trata de subir al kayak pero su padre corta sus dedos con un pequeño hacha y luego la golpea en la cabeza. Los dedos se convierten en diferentes especies de focas. El golpe en la cabeza la envía al fondo del mar, donde reside desde entonces gobernando.

En la mitología inuit, Adlivun (aquellos por debajo de nosotros, también conocido como Idliragijenget) se refiere tanto a los espíritus de los difuntos que viven en el inframundo, como al propio inframundo, que se encuentra debajo de la tierra y el mar. Las almas se purifican allí, en preparación para el viaje a la Tierra de la Luna (Quidlivun), donde se encuentra el descanso eterno y la paz. Sedna, Tornarsuk (deidad del cielo que aparece en forma de oso, de hombre con un solo brazo o de dedo gigante), los tornat (los espíritus de los animales y la naturaleza) y los Tupilak (almas de los muertos) viven en Adlivun, que suele ser descrito como un páramo helado. Sedna es la que gobierna allí, y se dice que retiene un tiempo las almas de los muertos como parte de la preparación para la siguiente etapa de su viaje.
Anguta y Pinga (diosa de la caza, la medicina y la fertilidad) son los psicopompos (guías de almas) que llevan las almas de los muertos a Adlivun, donde deben permanecer un tiempo variable, según cómo hayan vivido, para purificarse antes de continuar.
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